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  EL CAMINO (Primera parte) Planeación ¿Crees que ya es momento? Sí, lo es. ¿mujer? sí, si. ¿vivencias… de todo como en botica? Pues sí, quiero aprovechar para reparar y sanar. Mi alma quedará más libre y eso me motiva. Cuando conectes con esta dimensión, recuerda que todo lo que se vive tiene sentido y propósito, recuerda de qué estás hecha. Naceré con las personas adecuadas para mi crecimiento y reconozco que la geografía se ve tan bella, es un lugar muy colorido, calientito, alegre.   Hiciste planes que implican sentir mucho. Se necesita valor. Sí,vivenciar la emociones para meterme en ellas profundamente; sé que por eso, los acontecimientos serán lo suficientemente complejos para experimentarlos.  Después de eso, al pasar del tiempo, tendré las herramientas para elegir vivir en armonía y en aceptación de lo que es, de lo que soy, de lo que eres. Espero darme cuenta antes, mucho antes de regresar aquí, para disfrutar lo más posible de esta etapa y dejar algo allá que contribuya a l

RESURRECCIÓN.

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                                   Nacimientos, muertes y otras amenidades.      He estado entre los muertos y he resurgido varias veces, he sido como los gatos en situaciones difíciles y, aunque me levanto de todas, he de reconocer que no siempre he caído bien parada. En ocasiones reponerme me ha llevado unos minutos, en otras, varios días y en otras más, ponerme de pie me ha tomado varios años. Las marcas y cicatrices de estas vivencias habitan mi alma y mi cuerpo; están cómo testigos y huellas de todas esas muertes y resurgires, de los procesos de vida-muerte-vida como lo acuña bellamente Clarissa Pincola. En cada resurrección experimento el éxtasis de la vida cuando me regresa el alma al cuerpo, previo ando como zombi, rechazando todo alegría, todo alimento vital, camino más muerta que viva y la amargura está en mi boca como amargos son los amaneceres; la luz que está a favor de la vida únicamente hace más evidente mi gran obscuridad.     En principio creía que la guerra se ges

Sueños

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  ¿De dónde habré sacado que los sueños son eso, sueños, cosas alejadas de lo real, que no se cumplen? ¿Será que viene de una de la frase que he escuchado con frecuencia: “ni en sueños podría hacer tal cosa” ?, o ¿tal vez de afirmaciones para bajar los piecitos de las nubes: “¡deja de estar soñando!”? Cuando era pequeña me la pasaba gran parte de mi tiempo soñando despierta. Me la pasaba increíble construyéndome, a veces, como cantante en un escenario, otras, yendo al gran planeta Júpiter. Me encantaba andar en las nubes, sobre todo las medias y las altas. Mis preferidas eran las cirros, altocúmulos y cirrocúmulos, ellas eran y son las que me llevan ¡a todos lados! Soñaba, a lo mejor, porque mi hermanita, la que vive en el cielo, me invitaba a jugar, a lo mejor porque lo que vivía en ese momento no me era tan fácil asimilarlo; por lo que fuera, me quedaba claro que los sueños tenían una función muy interesante, llevarme a lugares y vivencias irrealizables. ¿Será por eso que he cr

Duelos

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Mi padre se levantó con una pena en el corazón.  Lo vi salir despacio, a tientas, al patio de atrás de la casa,           Tristísimos sus ojos;                     Perdidos en la inmensidad de aquellos laberintos                               Buscaban un asidero de luz                                          entre sus recuerdos. A través de la ventana, lo veía sentadito en la silla donde tomaba el sol por las mañanas. Caían lágrimas de sus enceguecidos ojos,                     Llegaban a la tierra haciendo más grande aquel laberinto de juncos,                     bejucos                           y rastrojos de recuerdos. Ni un poquito de luz, ni una sombra siquiera podía ver.            Negro el día igual que la noche. Lloraba su desconsuelo, lloraba la tristeza de su visión perdida varios años atrás. Dice que no va a poder ver a sus niñas, sus nietas.            Las manos de mi bella madre, su esposa, le acariciaban la espalda, le abrazaban, le animaban, l e hablaban… Sollozaron tr

Mujeres

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“Vente Luisa, aquí hay un lugar para ti y l@s muchach@s”. Esta frase se la escuché a Luisa muchas veces cuando contaba la historia de cómo llegó a la ciudad de México y, para mí, es el primer recuerdo que tengo del poder de las mujeres, de las alianzas y los pactos amorosos; de lo que significa la sororidad y el affidamento, que estudié mucho después. Laura había aprendido de su madre el arte de unir las telas con hilos y aguja: creaba bellos trajes, y me sorprendía la paciencia con la que remendaba lo roto y descosido. Cada vez fue más diestra con sus herramientas: ensartaba hilos de todos colores, reparaba, transformaba y creaba. Como se sabe, el hilo está diseñado para resistir muchísimas embestiduras, lo entendía muy bien, sobre todo, porque era consciente que ella misma estaba confeccionada por hilos que no se rompían fácilmente. Estaba ensamblada con hebras de alegría, fuerza, compasión y muchos, muchos hilos maravillosos.   Un día, Laura sacó de su corazón un canuto que

Querido cuerpo.

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Les dejo un escrito bellísimo de una de mis pacientes. Tómense su tiempo, léanlo, saboréenlo.  Querido cuerpo: Estos tiempos han sido de transformaciones profundas. Hemos atravesado por alteraciones físicas, fluctuaciones hormonales y un torbellino de emociones. Y sí, he sentido la inestabilidad que han provocado en mí todas estas tormentas interiores. Hace un tiempo, me percaté de que el quiste en mi matriz era un espejo de algo más grande, un peso interno que llevaba. Quizá, en cierto modo, este quiste era una manifestación de ese espacio que sentía ocupado, de algo que estaba reteniendo. En mi ansia de bienestar, al descubrirlo, busqué soluciones médicas; tomé pastillas anticonceptivas que, aunque sabía que me harían ganar peso, eran necesarias para que el quiste desapareciera. Y la verdad es que estaba bien con eso, yo quería desaparecerlo y “estar sana” Quiste, te agradezco. Gracias por mostrarme lo que, en ese momento, no podía ver. Absorbiste esas penas y cargas que yo, a ve

Hombres

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¿Serán mis ojos quien te ven? o los ojos de aquellas mujeres que se fueron, de las mujeres de hoy que me muestran sus heridas, de las que dijeron y dicen sus dolores. ¿Serán mis ojos los que te ven?, ¿o los ojos de una sociedad patriarcal cada vez más enferma de control y manipulación? No sé quién te está viendo si mi yo de 3 años, si la de 8, la de 15, la de hoy. No sé desde dónde te veo, desde mis heridas, desde los dolores que habitan mi cuerpo, el corazón y el alma. Visiones que se entrelazan, creando un entramado que forman los cristales de mis viejos lentes, con los que sólo veo daño, veneno, abandono, crueldad y lastre. Sé que estás por ahí, sé que hay muchos que se están construyendo, puedo percibirlo; quiero despejar mi mirada para descubrirlos, hay quien se ha despojado de los antiguos harapos y se está cimentando, sin rendirse, en nuevos paradigmas, sin embargo, casi al aclarar mi visión, el vendaval de los sucesos vividos te aleja y otra vez… no te veo. Es posible