IRES Y VENIRES
Negociación interna y amor por mí.
Se me escabulle, no logro verla. La he descubierto con
varios disfraces y, sin embargo, logra engañarme. Me tiene con el pie en el
cuello.
Miedo paralizante, pesada culpa, tristeza que me
arrastra hasta la dependencia, desamparo cruel que va por caminos en los que mi
yo dividido sólo ve encrucijadas y dudas.
Mi yo dividido me jala hacia un lado y hacia otro, me rompe,
me fracciona, me impide; boicotea y disfrute mi paz, mis decisiones. Hace que
se tambalee mi autonomía, mis logros; me traiciono en esos ires y venires de la
vida.
Fragmentada y torturada soy víctima y heroína ponzoña
y antídoto. Ella, siempre cautelosa, boicotea la muy ingrata mis descansos,
diversiones y decisiones. Viene a mí cuando estoy en sintonía con la vida,
cuando olvido la palabra mágica que rompe el hechizo, que desbarata el acertijo
que me conduce a ser libre de elegir.
Me creo vencida, acepto mi derrota. Te veo, por el
momento más fuerte. La pelea fue férrea, acepto tu poder mientras descanso. Sueño
que mi alma me cobija y mi espíritu sana mis heridas. Una voz profunda me
canta. Traen agua y hierbas para santiguarme, me envuelven entre sábanas de
amor. Me susurran que puedo elegir que no he perdido, que tengo lo más
importante en mi baúl de herencias. Recuerdo que puedo acceder a él cuando
logro aceptar a la vida tal como es, cuando logro aceptarme tal como soy, aún
con mis divisiones, Me resuenan los silencios amorosos de otras mujeres, sus
cantos alegres, con enaguas revoloteando por el aire fuerte que se lleva todo
lo gris y lo informe; sí ellas, las que se levantan a las 4 de la mañana para
hacer la comida de todas en la ayudada, entre cantos, cuentos y fuego
transformador de lo crudo en cocido.
Mi Ser abre los caminos por donde vienen las voces de
las que en su lucha se levantaron una y mil veces. La guerra ya pasó, Lo que
elija es sólo a favor de lo que es, a favor de generar nuevas resonancias y
sumar. El sufrimiento no forma parte del
ser yo misma. Recuperarme es atenderme poniendo pie firme en la realidad,
recupero mis espacios, mi tiempo, mi amor vital, me transformo. Me uno a
aquellas mujeres en la ayudada, entre todas nos apoyamos y reconstruimos.
Mi yo dividido producto de siglos de condicionamientos
sigue ahí, negocio con ella, pacto conmigo una vez más. Hago una alianza cada vez más amorosa para
mí. Respiro aire fresco, firmamos ambas, ella también está cansada, le hago un
espacio y le convido de mi dulzura. Le acaricio y recordamos juntas que la
fuerza como dominio somete, destruye y la fuerza con el amor crea.
La autonomía es un beneficio y logro desde la paz
conmigo. Acepto que aún están cosas por reconocer, por sanar y por reconstruir.
Sólo atendiendo mis divisiones y negociando con ellas podré ir en un camino más
pleno en el que, al ver mis manos estarán llenitas, llenitas de amor.
Diocelina Estudillo Abad.
Taller de escritura terapéutica
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