SIN PARTITURAS

 



 

Cómo empiezo…

 

No supe en qué momento dejé… no.

 

Me enseñaron a vivir… no, no.

 

Aprendí a vivir, mientras veía a las demás personas vivir.


Fui asimilando modelos, esquemas, creencias. 

Fui tomando formas, opciones.

Fui aprendiendo a vivir.

Imité.                  

Representé.                     

Personifiqué.

Encarne por años varias máscaras, aunque reconozco que, siempre había algo de mí impreso en ellas.

 

En un sistema como el nuestro, patriarcal recalcitrante, las mujeres aprendimos a vivir, en principio, para los otros, como otros, incluso, a vivir la vida de otros y, con ello, los sueños y deseos de otros.

 

Poco a poco, deconstruyendo elementos de esa identidad asignada, empecé a reconstruirme.

 

Entendí que estaba en contantes ensayos de vida, con elementos diferentes.

 

Me vi como quien ensaya con un instrumento musical.

Primero tocando las piezas de otros.

Después, haciendo contribuciones personales a esas mismas obras.

Hasta que logra crear su propia pieza a su forma.

 

Indudablemente, aprendí de los modelos y tomé la simbología para crear una partitura diferente, otra gráfica, otra representación.


Creí que eso era mi vida, la creación de mi propia partitura y así viví muchos años.


Hoy puedo ver que esto también es una etapa, es parte de lo que ha implicado mi decisión de existir.


Recientemente he descubierto que, mi estancia en esta vida, tiene que ver con tener el valor de cerrar las partituras que he creado por años.


Hoy      me estoy enseñando     a vivir la vida    


        experienciarme 

                    

                cada vez más libre internamente.             

           

          Sin condicionamientos.      

          

          Sin lo que tanto me afané en hacer.      


Sin partituras.




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