Duelo


El duelo es una reacción emocional saludable que nos ayuda a aceptar y convivir con la pérdida de un ser querido.  Su proceso implica un conjunto de emociones, sentimientos y conductas que pueden convertirse en patológicas si no encuentran una sana expresión y curación. A continuación compartimos contigo algunos de los síntomas emocionales y conductuales que indican que el doliente requiere de atención profesional. Si bien estos signos resultarán normales durante los primeros meses después de una pérdida, muchos de ellos se convierten en patológicos cuando persisten o empeoran con el paso del tiempo.







SÍNTOMAS EMOCIONALES  ANORMALES

Cuando las emociones propias del duelo se prolongan por un período de tiempo mayor al esperado es importante acudir a un asesoramiento psicológico.

Desde el punto de vista de los sentimientos, la tristeza, la ira, la ansiedad, la soledad, el aislamiento, la culpa, la irritabilidad, la confusión o el adormecimiento dejan de ser emociones propias de un proceso de duelo para convertirse en signos de alerta que dificultan esta elaboración cuando la prolongación se produce más allá del tiempo considerado normal para el procesamiento de esta pérdida. En este sentido, se expresa una incapacidad crónica para disfrutar de la vida ya que la tristeza por la pérdida y la incapacidad de su aceptación hace que el doliente se encierre en los recuerdos compartidos con la persona fallecida bajo un intenso sentimiento de anhelo que le impide continuar con su rutina diaria y sus actividades sociales. Inclusive podrían mostrar reacciones emocionales exageradas frente a la pérdida de personas extrañas, animales o personajes de ficción a través de sollozo, rabia intensa, insomnio y depresión debido a un complejo proceso de identificación con el otro.   La negación intelectual y emocional prolongada de esta muerte hace que las personas se encierren en su dolor esperando que su ser querido muerto regrese a la casa. Se experimenta una incapacidad para sentir placer durante un período significativo de tiempo perdiendo todo interés en actividades que antes nos parecían agradables. Estas emociones pueden ser extremas mostrando llanto, culpa o ira desmesurada o bien ubicarse en el otro extremo y no manifestar ninguna reacción por la pérdida. Más allá de su forma de expresión, esta tristeza constante ocupa gran parte de nuestros días durante un largo período de tiempo mientras que nos preguntamos una y otra vez qué podríamos haber hecho para que las cosas fueran diferentes o para tener una nueva oportunidad de cambiar este acontecimiento.  
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