BODA ISTMEÑA

 



Llamó mi atención una voz dulce, amable y firme.
–¿No ha llegado el fotógrafo?
La vi con su amplia sonrisa dando instrucciones para que todos los familiares saliéramos en las fotos de su boda.
–No quiero que se haga tarde, quiero aprovechar la luz del día. Las mujeres aquí, los hombres allá... ustedes de este lado, por favor...

Quién iba a decir que años atrás su cuerpo todo estaba frágil, a punto de quebrarse. Pero ni ahí se venció, de algún lugar sacó fuerzas y se levantó. Sólo ella sabe todo lo que pasó y vivió desde entonces hasta hoy que la veo con músculos firmes, con huesos
inquebrantables, clara en su mente y en sus ideas.

Mientras la observo, llegan a mí palabras como convicción, certeza, firmeza, decisión, organización, dominio, control. Absorta en ella, me estremecí al sentir que está viviendo en el filo de la navaja, es decir, que ha decidido vivir intensamente la vida, porque se sabe frágil ante la presencia del ángel de la muerte, y no porque crea que pronto se la llevará, sino porque en el pasado estuvo cerca de ella y sabe que el siguiente paso no lo tiene asegurado. De
ahí su decisión de vivir disfrutando su presente.

Parece una incongruencia decir que se sabe frágil siendo fuerte, pero no lo es; veo su parte íntegra, su voluntad férrea, sus pasos sólo van hacia adelante, y justamente por vivir la vida de esta manera acepta su fragilidad ante las despedidas, cierres, adioses y abandonos, comprende que hay un mundo que un día tocó, sin estructura. De nuevo vienen a mí palabras como caerse, desplomarse, dispersarse, desintegrarse, morir; morir frente al otro mundo, que es amarse, concretarse, engrandecerse, embellecerse, sujetarse, vivir.

Y así, entre enaguas, huipiles, guie'tiquis y guie'xhuubas, ocurrió que, en un segundo, su rostro se transformó en el mío, en el de mis hermanas, por supuesto también apareció el de mi madre, mi abuela, mi bisabuela y tantas mujeres de esta familia. Todas viviendo en el filo de la navaja, porque sabemos que quizá no haya mañana, por eso decidimos darlo todo, disfrutarlo, cantarlo, usarlo, bailarlo, comerlo, reírlo, todo al cien. Nos sabemos portadoras del poder para transformarnos, por eso aprendimos a dejar morir lo que tenga que morir, para poder ser quien hoy somos.

Reflexiono y me veo viviendo todos estos años, renegando de mi fuerza; quizá la vida me ha puesto en contextos apropiados para que yo sea mi respaldo y sostén, no el otro. He rechazado mi papel, mi lugar, mis habilidades, queriendo que otras personas tomaran la fuerza y fueran por delante. He exigido que los demás sean lo que yo estaba destinada a ser, deseaba que otros tomaran la posición en donde estoy ahora, sin darme cuenta de que la vida me ha llevado a vivirme en estas situaciones para yo hacerlo; incluso he nacido en una familia donde las mujeres son emprendedoras, gobiernan, crean, son dadoras, gestoras, mujeres que dirigen.

Laura, recreo una y otra vez tu imagen. Te veo como esa mujer que se hace dueña de su cuerpo, su espacio, su relación; que asume su poder, su fuerza, su vida; que protege a su familia. Te veo y lo acepto en mí, tomo todo esto de quien viene, mi madre y mi
padre, así como tú lo tomas de los tuyos.

Flor, te veo con tu luz siempre encendida, perteneciente a esta familia con tus propios dones, con tu propia fuerza, dirigiendo tu barco, tu vida, Me agrada ver tu alegría, tu espontaneidad; me gusta tu soltura, tu sinceridad, me gusta lo que veo cuando te veo, y lo acepto en mí.

Marbella, con los pies firmes sobre la tierra siempre, con claridad mental para dar los pasos adecuados, para echar raíces en la tierra, sabiendo que te puedes ir con todo y raíces a cualquier lado. Me encanta lo que veo en ti y lo acepto ahora en mí.

Cleo, qué lindo saber que siempre –pero siempre– estarán sonando campanitas, para no perderte en el camino y recordar lo dulce que puedes ser contigo misma, con el mundo y la vida, porque ser una mujer fuerte no quiere decir que no se aprecie lo minúsculo, lo pequeño, lo sutil y la belleza del corazón. Acepto en mí lo que está en ti.

Voluntad inquebrantable, perseverancia, astucia, valentía, firmeza y todo por amor y todo con amor. Veo libertad y vida en transformación, percibo las garras y los dientes para defenderse, triunfo de objetivos al ir sumando cada paso. Las observo caminando con orgullo, con sonrisa ligera, atentas, alertas, pero confiadas… Luz y Estrella están decidiendo su sitio y su estar en el mundo, acomodándose, encontrando su lugar preciso, fluyendo, viviendo, comprometiéndose con su vida. Acepto lo que encuentro en ustedes y lo encuentro en mí.

Sí, las veo en su poderosa y bella luz, queridas sobrinas. Los veo en su poderosa y bella luz, queridos sobrinos. Y con ustedes, alumbrando siempre alto, me veo en mi luz.

Comentarios

  1. Increíble historia familiar que habla de la grandeza que como mujeres inspiramos al mundo con amor, dedicación de respeto y compromiso.Bravo familia Estudillo Abad

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