Querido cuerpo.
Les dejo un escrito bellísimo de una de mis pacientes. Tómense su tiempo, léanlo, saboréenlo. Querido cuerpo: Estos tiempos han sido de transformaciones profundas. Hemos atravesado por alteraciones físicas, fluctuaciones hormonales y un torbellino de emociones. Y sí, he sentido la inestabilidad que han provocado en mí todas estas tormentas interiores. Hace un tiempo, me percaté de que el quiste en mi matriz era un espejo de algo más grande, un peso interno que llevaba. Quizá, en cierto modo, este quiste era una manifestación de ese espacio que sentía ocupado, de algo que estaba reteniendo. En mi ansia de bienestar, al descubrirlo, busqué soluciones médicas; tomé pastillas anticonceptivas que, aunque sabía que me harían ganar peso, eran necesarias para que el quiste desapareciera. Y la verdad es que estaba bien con eso, yo quería desaparecerlo y “estar sana” Quiste, te agradezco. Gracias por mostrarme lo que, en ese momento, no podía ver. Absorbiste esas penas y cargas que yo, a ve