A MI EGO
Has sido el punto central de mil vituperios y maldiciones de mi parte. Sin embargo, hoy te agradezco. Si no es por ti, no me hubiera evadido a tope y no valoraría lo que significa estar presente, si no has estado ahí no hubiera vivido lo que he vivido y por supuesto, no habría aprendido. Me has acompañado por tanto tiempo, has sido el regulador de mis acciones, ¿o debo decir el que ha bloqueado mis andares? Eres la máxima proyección de mis carencias, odios y desasosiegos, de mi andar sin rumbo, de mi andar errante. Eres el símbolo de mis restricciones, de mis exigencias, vicios, placeres-displaceres, de mis inconsciencias, inconsistencias, incongruencias. Eres el representante de todo aquello que no me he dado, o que me he dado en exceso; de mis sinsabores, de mi yo sin estructura, sin fuerza. Eres el encargado de mis des-cuidos de mis des-amores y desahucios de vida. Sí, eres el administrador de mis abandonos y traiciones, de mis ausencias miles. Si te mantengo cobijado